Hola a
tod@s, desde hace mucho tiempo tenía
ganas de hacer fotos de mochuelo, un ave encantadora y habitual en nuestro
territorio y a la que nunca le había podido hacer una foto en condiciones.
Para
intentar hacerlo, hemos ido a un territorio increíblemente atractivo y lleno de
Fauna de toda clase: Los Secanos de Lleida y más concretamente los que están
situados en Montgai. He vuelto a utilizar los servicios de PHOTO-LOGISTICS, una
empresa que además de proporcionar lugares y motivos fotográficos, protegen el entorno natural, el medio
ambiente y trabajan para que los propietarios de las fincas vean como positivo
el que en sus tierras, Naturaleza y Agricultura compartan el espacio. Como
siempre ha sido un placer ver a Carles y Roger, estar un rato en su compañía y
aprender de ellos (ya sé diferenciar el sexo de las tijeretas "Forficula auricularia").
Podeis clickar sobre las imágenes para verlas más grandes
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Mirando los secanos, su zona de campeo. |
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Ya se ha dado cuenta de mi presencia. |
Salimos
a las 02:30 de la mañana para estar en Montgai sobre las 05:30, donde habíamos
quedado con Carles Santana para entrar al hide. Nada más entrar en él y acabar de preparar el
equipo, uno de los protagonistas del día, el Mochuelo, entró como un fantasma
al posadero, muy cerca de donde tenía el nido.
Al principio
me desesperé, ya que tenía el mochuelo delante y no había luz suficiente para
sacar fotos, así que disfruté viéndolo y sufrí por si el mochuelo decidía
abandonar el posadero cuando la luz de la mañana empezase a iluminarlo. Al poco
me di cuenta que eso no iba a pasar, que no se iba a marchar, el mochuelo se
mostraba muy confiado y sobre todo adormilado.



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Expulsando la egagrópila.
La
noche anterior había llovido y el cielo estaba algo tapado y no pude aprovechar
los primeros rayos de sol que tanta calidez dan a las fotografías. Sobre las
08:30 de la mañana empezó a despejarse y salir el sol, era el momento de prepararme.
Le pude
hacer unas cuantas fotos, casi todas con los ojos cerrados. Supongo que es por
el sol que le daba en los ojos, el mochuelo no había tenido tiempo de
acostumbrar la vista al sol, había pasado de un cielo tapado y sin luz, a un
cielo despejado y con una luz ya intensa.
Después, entró la pareja y esa sí que tenía
los ojos bien abiertos, había estado peleando con una urraca que se había
acercado demasiado al nido. Este segundo ejemplar estuvo muy poco tiempo en el
posadero, rápidamente se metió en el nido, y no volvió a salir hasta pasada
media hora.
La
verdad es que estuvieron muy colaboradores y juguetones, lo que me permitió
hacerles algunas fotos interesantes (al menos para mí).
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Con luz
intensa y buena temperatura, Carles me vino a buscar y nos fuimos para el
coche. Cuando ya pensaba que nos íbamos, mis padres me dieron una sorpresa y me
dijeron que si quería hacer abejarucos, naturalmente dije que sí.
Al
entrar al hide, se mostraron muy desconfiados y se quedaron en un árbol próximo
al posadero. A los diez minutos entró uno muy curioso, ya que llevaba una
libélula en el pico pero no se la comía, la tuvo en el pico 3 ó 4 minutos. Me
quedé muy sorprendido, el abejaruco estaba inquieto, silbando continuamente y
mirando alrededor, de pronto lo entendí: estaba llamando a la hembra y la
libélula era la ofrenda. Pasados esos 3 ó 4 minutos , la hembra apareció y se posó junto a él. Seguidamente, le ofreció
el botín y se fue a buscar más. La verdad es que fue muy bonito poder observar
y fotografiar el comportamiento de estos pájaros, en la caza, en las relaciones
con la pareja.....
No tuve
mucho tiempo, el calor y la luz ya no eran los ideales, pero pude sacar algunas
fotos que me gustaron mucho y sobre todo estar cerca de estas preciosidades.
Fue
una jornada inolvidable, que me ha permitido fotografiar dos aves especiales y
que me ha dado energía para afrontar los exámenes finales con fuerza.
Un
saludo a tod@s desde Girona
Mario
Cobler Blanco